jueves, 27 de diciembre de 2012

10 razones para adorar El Hobbit: Un Viaje Inesperado (2012)

10 razones para adorar El Hobbit: Un Viaje Inesperado (2012)


La película que llevaba tantos años esperando (y como yo muchos, imagino) ha llegado finalmente.Y la espera no podía haber valido más la pena. Son tantas las razones por las que me ha gustado que no he podido resistirme a analizarla punto por punto.

SPOILERS como casas de grandes (bueno, no tanto...)

1) El prólogo

Y cuando digo el prólogo me refiero al relato de la caída de Erebor, indispensable para saber más sobre los enanos. Hasta ahora era la única raza que quedaba poco perfilada (hemos conocido en profundidad a los hobbits, los hombres y los elfos), y aquí se nos muestran los matices que los diferencian de otras razas, como el amor desmedido por el oro y las joyas, y además se nos enseña en parte el por qué de la enemistad entre elfos y enanos (realmente, por qué la reticencia inicial de Legolas y Gimli a ir juntos en el grupo durante El Señor de los Anillos). 


El prólogo nos planta en un reino enano en auge, con el rey enano Thrór gobernando, seguro de la sucesión al tener a su hijo Thráin y a su nieto Thorin a su lado. No obstante, todo termina abruptamente con la llegada de Smaug el Terrible, un gigantesco dragón rojo, a las puertas de Erebor tras arrasar la hermosa Ciudad del Valle que se ubica a sus pies. Los enanos pierden a gran parte de la población y deben huir de su hogar, sin ayuda alguna, convirtiéndose en un pueblo errante guiado por Thorin, el joven príncipe enano, ante la falta de su abuelo enloquecido y un padre y rey ausente.


Mención aparte merece ésa impresionante escena en la que Thranduil (Lee Peace), Rey Elfo del Bosque Negro y padre de Legolas, aparece en la loma desde la que se avista Erebor montado en un gigantesco alce y acompañado de todo su ejército. Miedaco que da el jodío.

Muchos se han tirado de los pelos (yo no me incluyo, lo mío fue más bien WTF???) con la indiferencia que muestra Thranduil ante la masacre del pueblo enano. Desde luego, es una aberración con respecto al libro... PERO en el universo de la película (en serio, id asumiendo ya que son cosas separadas), es algo que da bastante juego. En las siguientes películas (especialmente la segunda), intensificará el rencor de Thorin hacia la gente del Bosque Negro, lo cual puede dar pie a alguna subtrama muy interesante (pura especulación, lo admito). 

2) Martin Freeman como Bilbo Bolsón


Se pueden criticar muchas cosas de esta película, pero desde luego su protagonista sólo merece alabanzas. Admitámoslo... aunque Elijah Wood hizo un magnífico papel (y aquí cameo, por cierto xD) como Frodo en El Señor de los Anillos, el personaje de Bilbo en sí es un protagonista mucho más completo y carismático. Frodo era más tirando a aventurero ya desde el principio, pero a Bilbo nos lo presentan como un señorito de aire británico, risueño y cortés como todo hobbit pero anclado en su rutina, amante de la vida predecible y de la tranquilidad... y ver a través del avance de la trama cómo se va volviendo intrépido y valeroso es uno de los grandes encantos.


Martin Freeman hace un excelente trabajo creando un Bilbo al principio formal y algo histriónico para ir poco a poco desenvolviéndose mejor entre el grupo, aunque no abandone del todo sus viejas costumbres. Me encanta cómo el espectador se va dando cuenta, a la vez que el propio Bilbo, que esa aventura ya forma parte de su vida y que lo que al principio le parecía un engorro acaba llegándole muy adentro, siendo incapaz de abandonar a sus nuevos compañeros aún cuando pueda sentirse desplazado. Bilbo ha tenido unas cuantas escenas épicas en esta película, pero lo mejor para este personaje (según los libros) viene en la segunda.

3) Richard Armitage como Thorin Escudo de Roble


De hecho, y aquí es cuando me rajan por sacrílega, en lo que respecta a ésta y La Comunidad del Anillo, Thorin es un protagonista mucho más imponente y "de peso" de lo que fue Aragorn (sólo hablando de la primera parte, claro. No la lía parda ni nada el amigo Elessar en Las Dos Torres y El Retorno del Rey). Por supuesto está el detalle de que Aragorn no quería ser líder del grupo, dejando a Gandalf las riendas de la misión, mientras que aquí está claro que es Thorin el que corta el bacalao. No obstante, mientras que Aragorn acaba siendo rey porque es así lo que le corresponde por linaje, con Thorin en una sola película logran convencernos de que se ha ganado a pulso la adoración de sus súbditos y el derecho a reinar (memorable escena en la que se nos cuenta que desempeñó todo tipo de trabajos humildes sólo para sacar adelante a su pueblo). 


Una de las escenas que más me impactaron fue el relato por parte de Balin de lo sucedido cuando los enanos, expulsados de Erebor, intentaron recuperar el antiguo reino de Moria y los orcos salieron a combatirles, casi masacrándolos. Aunque es sólo un flashback, ayuda a perfilar el personaje central de Thorin, permitiéndonos comprender por qué todos le siguen con tanta devoción y cómo se forjó su leyenda.


En El Hobbit de Peter Jackson, se le ha dado a Thorin un aire mucho más serio y épico que en el libro. En el libro se le describe como todo un guerrero y un buen líder, pero no demasiado inteligente y que suele ser grandilocuente, con tendencia a soltar largos discursos interminables. Me gusta el cambio, para qué negarlo. Además, me gusta MUCHO la idea de que se muestre aunque sea un poco la relación familiar (alias paterno-filial) con Fíli y Kíli (para quien no lo sepa, son sus sobrinos, y de hecho Fíli es el heredero al trono por detrás de Thorin).

En resumen, Richard Armitage junto a Martin Freeman y el incombustible Ian McKellen parece que estén echando un pulso por ver quién se come la pantalla a bocados más grandes. IM-PRESIONANTE.

4) Acción

Aix, la acción... Tan distinta de la de la trilogía original, pero a la vez igual de atrapante. Lo cierto es que no hay apenas sangre a lo largo de toda la película, quizá por el tono más "infantil" del libro, pero ello no hace menos crudas las batallas. Hablo de la escaramuza con los trasgos, donde vemos a los enanos repartiendo tal somanta de palos que te dan hasta miedo. Vale que esa escena en concreto es un poco fantasiosa, porque los enanos se caen por precipicios y no se parten la crisma (al más puro estilo Avatar con huesos recubiertos de algún metal ultrarresistente)... pero oiga, ¿y lo bien que se lo pasa una?


Mi escena de acción favorita es sin duda la del final, cuando Azog los acorrala en los árboles. Ver a esos gigantescos huargos saltar hacia arriba, intentando atrapar entre sus fauces a unos enanos que han entrado en pánico, me pone los pelos de punta. Tampoco la lucha contra los trolls es moco de pavo, aunque ésa es más "light", por decirlo de alguna manera. Lo más fascinante sin duda es ver a los enanos repartir hachazos y espadazos a diestra y siniestra (la mayoría son muuuy brutos).

5) El grupo de enanos


Y aunque en la obra de Tolkien es sumamente difícil encariñarse por un enano en concreto al ser tratados, salvo las obvias exepciones (Thorin, Balin y a veces Bombur y Fíli y Kíli), como un grupo, Peter Jackson logra con éxito la titánica tarea de caracterizarlos a todos de un modo que los individualiza a ojo del espectador y a la vez les dota de una personalidad bien diferenciada (incluso utilizan armas de lo más variopintas... joer, si hasta hay un enano arquero y uno que va con tirachinas). Thorin es regio y taciturno, Bofur tiene un sentido del humor un tanto negro, Dwalin es directo y agresivo, los hermanos Fíli y Kíli son impulsivos y optimistas (e incluso ahí hay matices entre el mayor y el benjamín), Ori es tímido y educado... y un largo etc.

De inmediato un@ les coge cariño, algo sumamente fácil en algunos casos (los hermanos Fíli y Kíli son sencillamente entrañables... aunque seguramente mi favorito sea Bofur xD). Me gustan también muchísimo Dwalin (menuda bestia parda, con tatuajes de guerra y todo) y Glóin (al que le han hecho francamente parecido a su hijo Gimli). Me encanta ése marcado contraste entre Bilbo y los enanos, ruidosos, alegres y con modales bastante rudos (inolvidable la escena cuando desvalijan la despensa de Bilbo y se ponen a comer y beber de la forma más basta que uno verá jamás xD). 


"Fili... y Kili. ¡A vuestro servicio!"

Por cierto... he leído muchas críticas al hecho de que los miembros de la casa de Durin (Thorin, Fíli y Kíli) no tienen la barba densa típica de los enanos. Mi pregunta es... ¿y qué? Son enanos, actúan como enanos (más los dos jóvenes... riendo, gritando, fumando, comiendo y bebiendo como cosacos en casa de Bilbo). Thorin no necesita una barba reverencial para inspirar respeto, y sus sobrinos aún son jóvenes, por lo que es de esperar que no tengan la complexión del resto de enanos, más mayores. Digo yo que mientras actúen bien (cosa que hacen, es innegable), no hace falta quejarse tanto por una caracterización que en todas las películas del Señor de los Anillos también han cambiado a rabiar (en el libro, Frodo tenía cuarenta años y Legolas era moreno, por poner ejemplos). 

He leído por ahí que el mayor argumento en contra de esto es que rara vez se ve a enanos sin barba y que para ellos ser vistos sin ella es tal vergüenza que preferirían la muerte. Pues que yo recuerde, en el capítulo de las arañas del libro del Hobbit, Fíli tiene que cortarse casi toda la barba para poder escapar de las telarañas. No le vi muy afectado, la verdad. Yo opino más que nada que ha venido por el hecho de la caracterización, por el empeño de Jackson en diferenciar bien a todos los enanos. A simple vista, uno ya sabe que Fíli y Kíli son los más jóvenes, y eso para un espectador primerizo o no versado en los libros puede ser un grato favor. 


Bofur... el puto amo xD

Sé que las comparaciones son odiosas, pero en general son un grupo mucho más optimista y animado que la Comunidad del Anillo (es que son enanos, joer). He visto la película más de 15 veces ya, pero la escena en la casa de Bilbo, con ése buen ambiente, camaradería y a la vez desfachatez del grupo de enanos pone una automática sonrisa en mi cara. Impagable la canción sobre la vajilla de Bilbo (llevo semanas tarareando mentalmente lo de "Los cuchillos embotar, rompe platos por la mitad...").

Lloraré y mucho al final de la tercera película. Quien se haya leído el libro, sabe por qué.

6) Erebor


Esto ya es personal, pero siempre me quedé con ganas de ver dos partes elementales de la Tierra Media que no habían aparecido en la trilogía original. Erebor, la Montaña Solitaria, era una de ellas (la otra era el Bosque Negro, capricho que satisfaré a finales de 2013), y la visita no ha podido impresionarme más. Si hay algo que se le pueda comparar mínimamente en El Señor de los Anillos es la hermosa Minas Tirith, pero quizá por el mono que tenía de ver esta película, la visión de Erebor que nos presenta Peter Jackson me ha impresionado incluso más. Y hasta se puede apreciar una curiosidad que, hasta ahora había sido un secreto: mujeres enanas, con barba y todo (xD).

7) Escenas cómicas

Estaba claro que, cambiando a los protagonistas de la trilogía original por un grupo de enanos, las dosis de humor debían incrementarse exponencialmente. Y no defraudan, francamente... aunque es distinto. Está claro que la mayor parte es un humor mucho más pueril o infantil que en El Señor de los Anillos (es como si formáramos una compañía con trece Merrys y Pippins xD), pero es que el tono en general de El Hobbit como libro es así, dirigido a niños. Peter Jackson ya ha hecho mucho dotándole de una seriedad que en ocasiones (que no siempre) es equiparable a la de la trilogía original.


"¡Tengo unos parásitos más grandes que mi brazo!"

Me quedo sin duda con la escena de los trolls, donde los enanos (tozudos como solo ellos) se empeñan en desmontar el plan de Bilbo para salvarles la vida. Jamás olvidaré la frase de Oin: "¡Tengo unos parásitos más grandes que mi brazo!Me meo con la cara de acojone de Kili xD. Mola mucho también cuando Bilbo le pregunta a Gandalf si Radagast es un gran mago o es como él (Troll!Bilbo). Hay quien dice que son gags sin gracia... yo le digo que me pasé media película descojonándome. Si eso me hace tonta, pues oiga... al menos me lo pasé bien, no como otros. 

8) Guiños a la trilogía original

Hay mil y un detalles que conectan ambas sagas, como parece obvio. Y aún así no pude evitar sonreír como una tonta cuando Elijah Wood (igual de joven aunque algo más delgado) aparece en pantalla como Frodo, o cuando Gandalf desentierra la espada Dardo y se la da a Bilbo. Volver a escenarios ya conocidos, como La Comarca o Rivendell, despierta en los fans el aprecio por aquella saga con la que crecimos (yo, al menos, aún era un niña). Hay escenas que recuerdan a otras, como el momento en el que Bilbo se pone el anillo por primera vez, tan semejante a cuando lo hizo Frodo en La Comunidad del Anillo. Los detalles están por doquier, como el mapa de la Montaña Solitaria que Bilbo tenía en Bolsón Cerrado y cuyo origen aquí se nos cuenta.


Por cierto, me ha encantado el detalle de que el enano Glóin lleve la misma hacha que llevará su hijo Gimli 60 años después en los sucesos del Señor de los Anillos. O el detalle de que Gandalf se golpee con la misma lámpara, o que en Bolsón Cerrado podamos ver el mapa completo de la Tierra Media colgado en la pared justo detrás de Kíli y Nori. También ha molado mucho ver de nuevo a la hermosa Cate Blanchett como Galadriel y, como no, al gran Hugo Weaving como Elrond. 

9) La escena de la caverna de Gollum


Sin duda LA ESCENA con mayúsculas de la película. Andy Serkins vuelve por la puerta grande a interpretar al que posiblemente es el personaje más difícil de toda la saga de Tolkien.  Yo, desde luego, nunca olvidaré la siniestra vocecilla de Gollum preguntando: "¿Qué tiene en el bolsillo?", a sabiendas de que Bilbo ha encontrado accidentalmente el anillo que tanto dolor de cabeza dará a Frodo y sus amigos 60 años después. 

La guerra de acertijos te pone la piel de gallina, y lo que es mejor: es posiblemente uno de los pasajes más fieles de todo el libro (se comen un par de acertijos solamente, y hasta las reacciones de Gollum se parecen a las del homónimo en papel). Horror absoluto cuando Gollum enloquece y empieza a perseguir a Bilbo. Y no digamos la escena en la que el pobre Bilbo queda atrapado en una rendija y vemos a Gollum retroceder al haberle descubierto, sólo una sombra con ojos brillantes en la oscuridad. Acojone.


En mi opinión, Gollum consigue lo que hasta ahora no ha conseguido ningún personaje de cine: dar risa, terror y pena en sucesión rápida. Juro que esas tomas de Gollum oculto en la penumbra, con los ojos brillando y acechando a Bilbo me hielan la sangre. Y qué decir de ése momento final, que tanta repercusión tiene en la Guerra del Anillo... El archiconocido instante en el que la compasión de Bilbo decide el destino de tantos. 

10) El desenlace... y pie a La desolación de Smaug

La escena final es frenética y a veces incluso un poco terrorífica. El cómo huargos y orcos acorralan a los protagonistas y todo está a punto de irse al garete... y entonces Thorin levanta la cabeza y mira a su adversario. Pocas veces he visto una mirada más colérica y significativa que la de Richard Armitage en ése instante. 


Contuve la respiración cuando Thorin se incorpora sobre el árbol caído y desciende hacia Azog (un terrorífico Manu Bennet, Crixo de Spartacus para los amigos) entre llamas con esa música de fondo que nos recuerda a las escenas más épicas de la trilogía original. Y después, cuando Bilbo es el primero en acudir en su ayuda, aunque no es un guerrero ni espera serlo, te da una señal de cuánto ha crecido nuestro señor Bolsón.


Admito que casi lloro de emoción cuando Thorin corre a abrazar a Bilbo, aceptándole por fin como miembro de su compañía y agradeciéndole que le haya salvado la vida. Ése final, con el grupo al completo contemplando la figura de Erebor a lo lejos, emergiendo sobre la niebla y el bosque. Y la guinda final, un retazo de Smaug durmiendo despreocupadamente sobre el lecho de oro no hace sino darte unas ganas tremendas de que el tiempo corra y ya haya pasado un año más para ver cómo sigue su aventura.

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Que hay muchos cambios... tampoco tantos. ¿Que son relevantes? NO. Y de hecho algunos me gustan y mucho. Como la profundidad que se le da a los personajes de los enanos, caracteres diferenciados mucho más allá de los dos pinceladas que se da en el libro. ¿A quién le importa que Balin sea mucho mayor que Thorin en la versión fílmica? ¡Son ambos personajes entrañables! En cierto modo me gusta y disgusta a la vez que se esté dando tanta humanidad al grupo protagonista porque, aunque El Hobbit es de un tono más infantil que El Señor de los Anillos, el primero tiene algo de lo que la trilogía carece: la muerte de algunos miembros del grupo protagonista (Boromir no cuenta... Sean Bean está condenado en todas sus película xD). Que me haya encariñado tanto en una sola película con ellos sólo hará que la tercera sea un mar de lágrimas.

La pregunta ahora es cómo cojones aguanta una hasta diciembre de 2013. Revisionar esta una y otra vez calmará un poco la sed de más, pero no será suficiente ni por asomo. Suerte que el mundo no se ha acabado en 2012, oiga. Ganas alucinantes de ver (y oír):
  • El Bosque Negro en todo su esplendor, con arañas y todo.
  • Las Cavernas del Rey Elfo
  • A Beorn
  • De nuevo al grupo de enanos (LoL)
  • Al dragón Smaug con la voz de Benedict Cumberbatch (quien es compañero de Martin Freeman en la serie Sherlock)
  • Lo más importante... ¡la escena de los barriles! Pagaría todo el dinero que tengo por ver esa escena ahora (snif)

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Cine asiático: Adiós a mi concubina (1993) y Memorias de una geisha (2005)

Cine asiático: Adiós a mi concubina (1993) y Memorias de una geisha (2005)

Sayuri (Ziyi Zhang) en su presentación 
oficial como maiko.

Antes de que alguien me acribille... no tengo ni idea de por qué se me ha ocurrido juntarlas en un mismo post. Aunque ambas son películas fascinantes y magníficamente realizadas, soy consciente de que sólo una (Adios a mi concubina) es una producción enteramente asiática, siendo la otra (Memorias de una geisha) un intento norteamericano de acercar la fascinante cultura japonesa al espectador occidental.

Dieyi (Leslie Cheung) interpretando a la concubina Yu.

Sin embargo, hay varias coincidencias que hace que sea inevitable que una nos recuerde a la otra y viceversa:

1. En las dos se nos narra la vida de un niño abandonado por sus padres y que debe consagrar su vida a una estricta disciplina para conseguir ganarse la vida. Mientras Douyi (Adiós a mi concubina) es mutilado y regalado a una compañía de teatro por una madre prostituta por la imposibilidad de mantenerlo en el burdel, Chiyo (Memorias de una geisha) es vendida por su padre a una casa de geishas ante la próxima muerte de su madre. Sobra decir que ambos consiguen volverse celebridades en los diversos ámbitos.

La pequeña Chiyo (Suzuka Ôgo) regresa feliz de su primer 
encuentro con el Presidente Ken Iwamura.

2. Ambas suceden cronológicamente alrededor de la Segunda Guerra Mundial, época que fue muy turbulenta para el mundo asiático y muy en especial para China y Japón, que estaban en bandos contrarios. En ambos casos los estragos de la guerra y los constantes cambios políticos marcan las vidas de los protagonistas y les obligan a tomar decisiones drásticas. En Adiós a mi concubinaXiaolou (el compañero de teatro de Douzi, que posteriormente es llamado Dieyi) es encarcelado por los japoneses y Dieyi debe actuar frente a los nipones para conseguir su liberación, lo cual le granjea el desprecio de su propio compañero y una posterior acusación de traición a la patria. Casi al final de la cinta, ambos son perseguidos y humillados por el nuevo régimen comunista chino. En Memorias de una GeishaSayuri (anteriormente Chiyo) debe huir de Kioto ante la invasión norteamericana, dedicarse a trabajos duros que la desgastan físicamente y posteriormente renunciar a sus principios reuniéndose con estadounidenses para conseguir el patrocinio de un importante jefe militar.

Dieyi aplaudido por el público.

3. En ambos casos los protagonistas sufren un amor no correspondido (o al menos esa es la impresión) por personas que de un modo u otro han definido su modo de ser, y en cierta medida esos sentimientos prácticamente les destruyen. En Adiós a mi concubina, Dieyi acaba desarrollando con los años sentimientos románticos por su compañero Xiaolou (intensificados más si cabe por el hecho de representar durante décadas a un personaje femenino), aunque ése amor platónico se ve amenazado cuando entra en escena Juxian, una prostituta de la que se enamora Xiaolou. En Memorias de una Geisha, Sayuri conoce en su infancia al Presidente Ken Iwamura, que la anima cuando está deprimida, y casualmente al crecer Sayuri debe seducir al socio de éste, Nobu, para convertirse en una geisha de prestigio. Enamorada del Presidente desde que era niña, Sayuri debe tragarse sus sentimientos y enfocar sus atenciones a un hombre por el que no siente nada mientras se distancia más y más de Iwamura.

Sayuri se encuentra de nuevo con el Presidente (Ken Watanabe)

4. Esto ya es detalle tonto, pero la magnífica Gong Li aparece en ambas películas, comiéndose la pantalla en muchas escenas (no encuentra rival en Memorias de una geisha, y se ve sólo opacada por el magnífico Leslie Cheung en Adiós a mi concubina).

Juxian en Adiós a mi concubina.

La arrogante geisha Hatsumomo en 
Memorias de una geisha.

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Adiós a mi concubina (1993)

Pekín, Año 1924. Una madre y su hijo observan cómo un grupo de niños actores realizan una representación en pleno mercado. Shitou (que posteriormente sería conocido como Duan Xiaolou) rompe una piedra con la cabeza para entretener al público, lo cual supone una ofensa para su maestro que se apresura a castigarle. Tras la representación, la madre que observaba el espectáculo lleva a su hijo ante el maestro de la compañía de teatro y pretende regalárselo, alegando que ella es prostituta y que el niño es demasiado mayor para quedarse con ella en el burdel. El hombre rechaza al crío, ya que tiene un dedo de más en una mano, así que la madre ni corta ni perezosa se lo corta para después dejarlo al cuidado de la compañía de teatro y desaparecer para siempre.

El pequeño Douzi (Ma Mingwei) junto a su madre.

El pequeño Douzi es duramente entrenado en la disciplina del teatro con métodos bastante inhumanos, aunque solía contar con la ayuda de Shitou, que en más de una vez recibió un castigo por favorecerle. A partir de entonces nació una amistad que sería el hilo conductor de los más de 50 años que abarca la película. Con el tiempo, Douzi empieza ser entrenado para representar papeles femeninos, ya que estaba prohibido que las mujeres participaran en la ópera y el teatro. Una de las escenas clave es cuando debe recitar un verso en el que debe decir "yo nací mujer" mientras que él se empeña en decir "yo nací varón", negándose a rechazar su propia masculinidad. Los castigos físicos acaban por hacerle ceder por el tiempo, y Douzi inicia una meteórica carrera junto a su compañero Shitou.

Dieyi (Leslie Cheung) y Xiaolou (Zhang Fengyi) 
interpretando a la concubina Yu y al rey Xiang Yu.

Años después, Douzi, ahora conocido como Cheng Dieyi (Leslie Cheung) y su compañero Shitou, ahora llamado Duan Xiaolou (Zhang Fengyi) son actores célebres y reconocidos por toda China por su representación de la Concubina Yu y Xiang Yu, respectivamente, en la famosa ópera Adiós a mi concubina. Al ir creciendo juntos, Dieyi se ha enamorado en secreto de Xiaolou, pero éste es un mujeriego prendado de la prostituta Juxian (Gong Li) a la que propone matrimonio, desatando los celos de Dieyi. A la tormentosa relación de los protagonistas se une el cambio político de China al sufrir la invasión japonesa del mismo modo que la posterior llegada del comunismo, siendo perseguidos por diversas facciones políticas y sociales.

Dieyi maquillando a su compañero Xiaolou.

La película en sí es un repaso a la situación social y política de China desde los años 20 hasta la implantación del comunismo (la última escena tiene lugar por allá en 1977) y de cómo ésta influye en la cultura de la época, en éste caso representada por dos artistas de teatro. Pero más que eso es un retrato del personaje de Dieyi, un análisis exhaustivo de su vida desde que renunció a su masculinidad para entregarse a la ópera y cómo su obsesión por el escenario y el amor por su compañero acaban destruyendo su cordura. Asistimos a su paulatina caída en espiral, como la realidad y la ficción se desdibujan en su mente hasta que prácticamente no es capaz de distinguir el actor que es y el personaje que interpreta (algo semejante a lo que ocurre con el personaje de Natalie Portman en Cisne Negro). En su viaje es constantemente vapuleado, sufriendo desde vejaciones hasta caer en el consumo de drogas, rechazos y persecuciones políticas, que soporta únicamente por la pasión ilimitada que siente por la ópera.


Sobra decir que Leslie Cheung realiza una interpretación prácticamente impecable, consiguiendo transmitir todas las emociones desgarradoras de su personaje con una sola mirada. Inolvidable la escena en la que es despedido del papel que le ha dado la fama y se marcha, llorando bajo el maquillaje de concubina, con los pasos cortos y recatados de una doncella. La tristeza que experimenta su personaje se te contagia, y te descubres a ti mismo sintiendo su impotencia y su profundo dolor.

Por lo demás, la película está maravillosamente realizada, destacando en especial ese trabajado vestuario y el increíble maquillaje: visualmente es una delicia y eso es innegable. La música, que acompaña en especial las escenas en las que los protagonistas están actuando, desaparece en algunas escenas para dejar que lo visual cobre sentido, relegando la fuerza a lo que está sucediendo. Hay quien dice que se le hace larga, pero yo reconozco que me pasé las tres horas pegada a la pantalla sin apenas parpadear: no quería que acabara nunca.


Memorias de una geisha (2005)

En Yoroido, una aldea de pescadores del Mar de Japón, la pequeña Chiyo (Suzuka Ohgo) y su hermana Satsu son vendidas por su padre a un hombre venido de Kyoto. Mientras Satsu es vendida a un burdel, Chiyo acaba como sirvienta en una casa de geishas (okiya): la dueña, no obstante, al ver sus ojos de un inusual color azul, decide darle la oportunidad de convertise en geisha. Sin embargo, Chiyo se escapa para encontrar a su hermana y huir de Kyoto: al final, Satsu se va sin ella y Chiyo es atrapada en su huida, pasando a ser de nuevo una vulgar sirvienta. 

El suceso que cambia el destino de Chiyo sucede un día que la niña llora en el puente que cruza el río. Allí, un elegante ejecutivo (Ken Watanabe) se detiene al verla triste y le dice que unos ojos como los suyos nunca deberían estar tristes. Al marcharse el señor (que luego se revelará como el Presidente Ken Iwamura) acompañado por dos elegantes geishas, Chiyo se promete trabajar duro para volver a encontrarle habiéndose convertido en una de aquellas elegantes mujeres en vestidos de seda.

Chiyo en su primer encuentro con el Presidente Iwamura.

Durante muchos años, y a pesar del desprecio de Hatsumomo (Gong Li), la única geisha que ejerce en la okiya, Chiyo sigue esforzándose por complacer a la dueña. Un día hace su aparición Mameha (Michelle Yeoh), antigua geisha de la okiya y una de las más célebres de Kyoto, que acepta hacerse cargo del entrenamiento de Chiyo en un tiempo récord para derrotar a Hatsumomo, que a su vez entrenará a la torpe Calabaza (Youki Kudoh). Chiyo, que cambia de nombre a Sayuri (Ziyi Zhang), deberá aprender las artes de las geishas en pocos meses para conseguirse un renombre en el barrio de Gion. Uno de sus primeros clientes, precisamente, es el Presidente Ken Iwamura, aunque él no da muestras de reconocerla y en su lugar Sayuri debe entretener a Nobu (Kôji Yakusho), el socio de éste. 

Sayuri en su debut como geisha.

Tras hacerse un nombre, el objetivo de Mameha es que el mizuage (virginidad) de Sayuri sea vendido como el más caro de la historia... cosa que consigue, desbancando al suyo propio y derrotando finalmente a Hatsumomo. De este modo, Sayuri pasa a ser la heredera de la okiya y Hatsumomo tiene que marcharse. Poco después y con el estallido de la Segunda Guerra Mundial y los consiguientes ataques norteamericanos, Sayuri debe abandonar Kyoto y esconderse en los pueblos de las montañas, abandonando su carrera como geisha para dedicarse a trabajos mucho más humildes. Nobu la encuentra al cabo de unos años y le suplica que se reúna con un general estadounidense para conseguir que patrocine su empresa y la del Presidente Iwamura. Por supuesto, Sayuri desconoce que Nobu está enamorado de ella y sigue prendada por su Presidente, al que no ha visto en varios años.

Sayuri y Ken Iwamura.

Aunque se trata de una película norteamericana y no tiene al aire intimista y "natural" tan típico del cine asiático, lo cierto es que Memorias de una geisha es un digno acercamiento a la cultura de las geishas y su estética japonesa está más que conseguida. No hay que olvidar errores garrafales, como que la actriz principal (aunque muy acertada en el papel) es china y no japonesa o que el guión de hecho está basado en una novela americana, no desde el punto de vista oriental. Aún así, es una película de lo más disfrutable, entretenida, emocionante y con una estética realmente impresionante: en ése sentido se puede decir que se fusiona lo mejor del cine occidental y oriental para ofrecer una película que, guste más o menos, no deja a nadie indiferente.

viernes, 13 de abril de 2012

Reseña: Spartacus, Sangre y Arena

Spartacus: Sangre y Arena

De izquierda a derecha: el matrimonio Lucretia y Batiato, Espartaco y Onemaus.

A pesar de no ser una serie demasiado conocida, debo decir que es sin duda una de las que más me ha impresionado jamás, y eso que he visto muchísimas. Empecé a verla cuando se estrenó en Cuatro (creo que era en Cuatro) a las tantas de la noche, y lo innegable es que me quedé con la boca abierta. He visto varias veces la maravillosa película de 1960 protagonizada por Kirk Douglas, pero es que Spartacus: Sangre y Arena es una increíble fusión entre ésta y 300 que no deja indiferente a nadie.

La historia arranca (en la primera temporada, Sangre y Arena) con el alistamiento del protagonista (Andy Whitfield) en las tropas romanas bajo las órdenes del legado Claudio Glabro (Craig Parker) para proteger Tracia, su tierra natal. Cuando el tracio (cuyo nombre real no se menciona en ningún momento de la serie, por cierto) deserta ante la negativa de protección hacia su pueblo, huye en busca de su esposa y ambos se convierten en fugitivos. Por desgracia los hombres de Glabro no tardan en encontrarle, separarle de su mujer y llevarle a Capua (en el imperio romano) para ser ejecutado en la arena como traidor. Ante todo pronóstico, nuestro protagonista consigue eludir una muerte segura y presenta una espectacular batalla en la arena, pasando a ser conocido como Espartaco. Su hazaña llama la atención de Quinto Lentulo Batiato (John Hannah), un lanista especialista en el entrenamiento de gladiadores que no tarda en hacerse con él y prometerle la vuelta de su esposa a cambio de su lealtad.

La primera temporada narra por un lado las peripecias de Espartaco en el ludus de Batiato, sus victorias en la arena de Capua y su relación con el resto de gladiadores, entre ellos el galo Crixus (Manu Bennet), actual campeón de Capua, y Onemaus (Peter Mensah), encargado del entrenamiento de los reclutas (a los que sepan la historia real de Espartaco, le sonarán estos nombres :)), así como Varro (Jai Courtney), el que será el mejor amigo de Espartaco durante su estancia en el ludus. De forma paralela, se tratan las aspiraciones de Batiato y su esposa Lucretia (Lucy Lawless) por escalar socialmente, utilizando para ello a Ilithya (Viva Bianca), la esposa del legado Claudio Glabro que sufre un odio corrosivo por Espartaco.

Liam McIntyre y Andy Whitfield, los dos actores que han encarnado a Espartaco.

Por desgracia, al protagonista Andy Whitfield se le diagnosticó un cáncer que le apartó del mundo de la actuación. Con al intención inicial darle tiempo a la recuperación y antes de su fallecimiento en 2011, se lanzó una precuela de la serie llamada Dioses de la Arena que narraba los sucesos ocurridos en el ludus de Batiato y en la ciudad de Capua antes de la llegada de Espartaco, centrándose en los personajes de Crixus, Onemaus, Ashur y Gannicus (Dustin Clare), el único gladiador de Batiato que había conseguido su libertad, y en cómo había iniciado la ambiciosa carrera de Batiato.

De izquierda a derecha: Mira, Agron, Nasir, Espartaco, Oenomaus y Crixus.

La segunda temporada (Spartacus: Venganza) cuenta lo ocurrido a Espartaco (ahora interpretado por Liam McIntyre) y a sus segundos Crixus y Agron (Dan Feuerrieguel) tras la rebelión en la casa de Batiato. Como fugitivos, los gladiadores empiezan un viaje a lo largo de los territorios romanos liberando a tanto esclavos como sea posible y evitando al mismo tiempo el asedio de Claudio Glabro, empeñado en acabar de una vez con Espartaco. En esta temporada coinciden las dos líneas temporales anteriores, especialmente con la aparición del personaje de Gannicus y su unión a la causa de los rebeldes. La tercera (y última, snif) es War of the Damned, y con sólo ver el trailer uno ya se puede hacer idea de que será un final épico y difícil de olvidar.

La serie, todo hay que decirlo, no se corta con nada. Las secuencias de batalla son muy cercanas a lo gore y explícitas, exageradas en la mayoría de ocasiones para causar un mayor impacto. Se usa mucho el recurso de 300, reproduciendo secuencias a cámara lenta para luego retomar el ritmo normal. Lo mismo puede decirse de las escenas sexuales, abundantes y gratuitas en según qué ocasiones. Sin embargo lo más ofensivo para el espectador puede ser el lenguaje utilizado (la expresión más dicha, sin ir más lejos, es "por la polla de Júpiter" xD).

A pesar de ello, le sobra profundidad (en el buen sentido). Las tramas políticas e intrigas no dejan indiferente a nadie, y la inmensa mayoría de personas muestran una humanidad que asusta. Incluso Espartaco, que puede parecer a simple vista el perfecto héroe, peca en muchas ocasiones de soberbia (véase si no el 1x08 (=). La forma de retratar la sociedad romana y las diferentes formas de esclavitud es cruda y explícita, llegando a dar la sensación de que la mayoría de películas sobre el tema lo han suavizado en exceso (con perdón de Roma de HBO, por supuesto). Hay malos no tan malos, con razones para hacer las cosas, y buenos a los que en ocasiones desearías arrear un guantazo. Hay espectaculares batallas y momentos ante los que sólo puedes contener las lágrimas si eres de piedra: la muerte masiva de personajes hacia los últimos episodios de cada temporada es algo natural, y acaba dándote miedo encariñarte con alguien aunque, con tan maravillosos personajes, es MUY difícil.

Y ahora un repasito de los personajes que, al menos a mí, son los que me hacen seguir la serie con tanto interés ;D

PUEDE CONTENER SPOILERS (MENORES) DE TODAS LAS TEMPORADAS.

Agron

Sin duda mi personaje favorito en lo que llevamos de serie, maravillosamente interpretado por el actor australiano Dan Feuerriegel. Quizá mi simpatía por éste personaje viene por ser el más alejado de los arquetipos, con una razones claras para hacer las cosas y una presencia lo suficientemente alta de defectos que le hacen muy humano. Probablemente el mejor secundario del grupo de los "buenos".

Agron es de origen germano, y presumiblemente fue capturado en una batalla en el frente entre las tierras del este del Rin y el imperio romano. Aparece por primera vez en el episodio 8 de la primera temporada, vendido junto a su hermano Duro y a otros cuatro a la casa de Batiato para ser instruidos como gladiadores. Aunque ambos hermanos son impulsivos y con tendencia al humor sarcástico, Duro carece de toda precaución y habitualmente Agron tiene que salir en su defensa (normalmente frente a Crixus). Si hay algo que queda claro desde la aparición de ambos es que Agron es especialmente protector para con su hermano y que éste, si bien agradecido, desea demostrar su valía sin la constante sombra de Agron.

Agron junto a su hermano -se supone, menor- Duro (Ande Cunningham)

Agron se muestra una gran capacidad de aprendizaje y al poco de su incorporación ya demuestra estar a la altura de gladiadores más veteranos. Ése abismo de habilidad entre él y su hermano queda demostrado en el único combate que se muestra de ambos en la arena, donde Agron vence a su rival para después hacer lo propio con el de Duro para salvarle la vida. Ambos son los primeros en unirse a los planes de rebelión de Espartaco e intentan captar adeptos para la misma antes de que se desencadene el caos. Durante la rebelión en la casa de Batiato, Duro es herido de muerte al apartar a Agron del camino de un romano que iba a apoderarse de su vida.

En Vengeance y tras el éxito de la primera rebelión, Agron se convierte en el hombre de confianza de Espartaco y en su más allegado seguidor. Tras la pérdida de Duro, Agron se muestra mucho menos jovial y mucho más visceral y violento en las batallas... o al menos así es hasta que algo le hace cambiar de opinión en el capítulo 2x02. Si hay algo especialmente relevante que mencionar respecto a este personaje y la trama principal es su evidente rivalidad con Crixus, el galo. Quizá haya razones históricas tras este odio irracional, o quizá sencillamente Agron siente rencor hacia Crixus por la paliza que dió a su hermano en la primera temporada, pero no se soportan el uno al otro y en muchas ocasiones divergen en sus opiniones por el mero hecho de llevarse la contraria. Su desagrado mútuo va más allá y hace que las facciones germana y gala de los rebeldes también se encuentren constantemente enemistados.

Agron junto a Nasir (Pana Hema Taylor). Si habéis llegado a Vengeance, seguramente entenderéis el por qué es relevante la relación entre estos dos personajes ;D

Si bien es aparentemente el segundo al mando dentro de los rebeldes, Espartaco sigue teniendo en mayor consideración a Crixus (algo a día de hoy incomprensible). A pesar de que el objetivo de Espartaco es alzarse contra los romanos y liberar a la mayor cantidad posible de esclavos, está dispuesto a arriesgar la vida de unos cuantos de ellos para rescatar a Naevia, la amante de Crixus, de las minas. Agron miente sobre la suerte de la muchacha, afirmando que está muerta, para no poner en peligro a una mayor cantidad de rebeldes, pero cuando Espartaco se entera no sólo le da la razón a Crixus sinó que le clava un puñetazo a Agron delante de todos los demás. Por fortuna Agron sigue de su lado y le sigue hasta el monte Vesubio, ayudando posteriormente a rescatar a Crixus de la arena de Capua y permitiendo que la tirantez entre ambos disminuya un poco.

Como curiosidad... Si alguien se ha preguntado por la llamativa cicatriz que Agron lleva en el pecho desde su primera aparición, es debido a que el actor Dan Feuerriegel padece una patología crónica del corazón que le obliga a llevar marcapasos desde los trece años. Yo tardé a darme cuenta u.uU.


Ashur


Si bien no mi favorito (Agron sigue teniendo ése honor xD), Ashur es sin duda el mejor personaje de toda la serie y el más complejo. Sobra decir que Nick Tarabay realiza la mejor interpretación dentro de todo el elenco de Spartacus. Sin duda es el villano estrella de la serie, astuto, complejo y capaz de hacer cualquier cosa por salvar su vida y conseguir lo que considera que merece. 


Temporalmente, Ashur es uno de los primeros personajes en aparecer, siendo un recluta desde el primer episodio de Spartacus: Dioses de la Arena. De origen sirio y acompañado por un enorme compatriota (Dagan), Ashur arde en deseos de demostrar su valía y ser considerado un hermano por el resto de gladiadores de la casa de Batiato. Sus planes se ven rápidamente frustrados cuando Batiato advierte que su inteligencia y artes de matar en la sombras son superiores a su capacidad en la arena, de modo que le encarga misiones secretas y los asesinatos de algunos de sus enemigos. Ello le hace merecedor de la Marca de Batiato, pero el resto de compañeros no lo aceptan al no haber pasado la prueba que le honraría como un verdadero gladiador, pasando a ser un paria dentro de la hermandad. Al final de Dioses de la Arena, sufre un percance que le deja una pierna prácticamente inutilizada (SPOILERS everywere, así que no digo na' xD), lo cual le aparta de la arena durante años (sencillamente alucinante la interpretación de Tarabay en el último episodio de la temporada) y consigue que la venganza por todos los que le han humillado vaya gestándose lentamente. Si bien no destaca demasiado en Sangre y ArenaDioses de la Arena y Venganza son LAS temporadas de Ashur. Resulta casi inevitable ponerse de su lado en según qué sucesos, y es uno de los pocos malos que llega a darte pena de verdad. 



Gannicus


Gannicus (perfectamente representado por Dustin Clare) es sin duda el personaje estrella de Dioses de la Arena, un protagonista diametralmente distinto a Espartaco (vamos, es que son como la noche y el día...). Allá donde Espartaco es honor y rectitud, Gannicus es amante de la buena vida, la bebida y las mujeres (cuantas más mejor). Al principio se le presenta como un luchador nato, mucho más capacitado para la lucha de lo que parecía Espartaco, pero que además disfruta a sobremanera pavoneándose por sus victorias. Sin embargo, Gannicus es tremendamente leal a sus amigos, que en éste caso son Oenomaus y Melitta (la esposa de éste), aunque también muestra cierta simpatía por el novato Crixus.


Se trata de uno de los personajes más interesantes de ambas líneas temporales, y probablemente el más carismático de todos. Al igual que Espartaco, pelea al estilo de las dos espadas (algo sumamente inusual en la época romana, pero que en la serie parece ser pan de cada día xD). En Vengeance, regresa a Capua después de varios años para enfrentarse a sus antiguos compañeros en el circo (capítulo 2x05, épico donde los haya), aunque acaba uniéndose a la rebelión... Dominar a alguien como Gannicus es a todas luces todo un reto para Espartaco.

Batiato


¿Qué decir del que sin duda es el romano más relevante de toda la serie (con perdón de Ilithya)? John Hannah (al que todos recordaremos por ser el inolvidable y cómico hermano de Rachel Weisz en las películas de La Momia) saca aquí todas sus dotes interpretativas para ofrecernos un personaje tan odiable y manipulador como carismático. Batiato es el amo del ludus que compra a Espartaco tras asistir a su inesperada victoria en la Arena, ofreciéndose a entrenarle como gladiador bajo la promesa de devolverle a su esposa. Aunque ofrece la imagen de simpático y gentil hombre de negocios, Batiato es una mente retorcida capaz de conseguir cualquier cosa por escalar socialmente y asegurarse un puesto político de altura. En Dioses de la Arena podemos ver a un Batiato un poco más ingenuo y benévolo que va degradándose a medida que nos relatan los sucesos que le llevaron a convertirse en un hombre maquiavélico y sin escrúpulos, empezando por la tormentosa relación con su padre (Jeffrey Thomas).

Lucretia


La mítica Lucy Lawless (archiconocida por su interpretación de la heroína Xena) es Lucretia, la amada esposa de Batiato y prácticamente la única persona del mundo por la que éste haría cualquier cosa. Aparentemente es la perfecta esposa, cordial y atenta con su marido y los conocidos... pero mantiene un idilio secreto con el galo Crixus, el campeón de Capua a la llegada de Espartaco. Está dispuesta no obstante a hacer lo que sea necesario para ayudar a su marido en su ascenso político, consiguiendo engatusar a Ilithya (Viva Bianca), la esposa de Claudio Glabro, y así obtener su patrocinio. Ante todo Lucretia es una mujer codiciosa y también muy inteligente que sabe jugar muy bien sus cartas. En Dioses de la Arena se nos muestra una visión mucho más romántica del matrimonio de Quinto y Lucretia, así como la complicada relación de ésta con su suegro y la razón de su infidelidad. 

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Spartacus es una serie que ante todo no engaña y cumple con lo que promete: una buena y sólida historia aderezada a lo bestia con sangre, batalla y escenas eróticas para todos los gustos por doquier. Una buena representación de la antigua Roma que consigue dejarte con la sensación de cualquier producción anterior sobre el tema lo ha suavizado en exceso.

Muerta estoy porque llegue la última temporada TTwTT

"¡ESPARTACO! ¡ESPARTACO!"